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¿Qué le pasa a mi cerebro cuando tengo ansiedad?

No es lo mismo ansiedad que miedo

Supongamos que esta mañana te han atracado violentamente y te han quitado la cartera.

Como es lógico, has sufrido miedo. El miedo es una reacción a peligros externos como el que se puede experimentar durante el atraco. Es una respuesta a un fenómeno REAL, esta respuesta, desencadena una cascada de síntomas fisiológicos como podrían ser la taquicardia, el temblor o la sensación de ahogo.

A diferencia del miedo, la ansiedad es una respuesta compleja que necesita la participación de los lóbulos frontales, que son órganos ejecutivos que procesan la información a un nivel superior.

Volvamos al ejemplo del atraco. Esto es lo que pasa en nuestro cerebro:

Todo lo sucedido durante el evento traumático se ha grabado detalladamente en nuestra memoria (hipocampo).

El cerebro empieza a escanear nuestro entorno de manera constante (vigilancia).

Si vemos una persona que se parece mucho al atracador o que va vestida de manera parecida, este estimulo es clasificado como “peligroso” y el cerebro paraliza otras actividades y se concentrará en este estimulo, dicendo: “ALTO. Todo lo demás puede esperar, nuestra seguridad está en peligro, vamos a analizar esto con detalle.”

Adicionalmente, los lóbulos, frontales con su capacidad de hacer proyecciones de futuro, de originar pensamiento abstracto y de hacer generalizaciones, puede empezar a hacerse preguntas de este tipo:

Los lóbulos frontales, están presentando hipótesis. Estas no están basadas en la realidad, son proyecciones de futuro o generalizaciones. No son peligros reales, son posibilidades abstractas que el cerebro evolucionado nos ofrece para poder defendernos.

Este fenómeno es el que definimos como ansiedad. La preocupación no es real, ni es externa, si no una creación de nuestro propio cerebro.

Y esta ansiedad no siempre es mala. La evolución ha puesto esta capacidad a nuestro servicio para que podamos defendernos mejor de los peligros externos.

El problema es que, cuando nuestras redes cerebrales no están bien reguladas, este mecanismo de defensa de nuestro cuerpo puede convertirse en una patología.

Una manera realmente efectiva de regular las redes neuronales para que funcionen de manera correcta para poder revertir estos síntomas es el Neurofeedback. Encontrarás más información en este enlace.

¿Qué ocurre cuando estas áreas no están bien reguladas?

Supongamos que después de la experiencia del atraco, el individuo ha sufrido un miedo enorme. Este puede sensibilizar los lóbulos frontales exageradamente (hipersensibilización) y de manera permanente, de modo que el escaneo del entorno, la búsqueda de peligros, las generalizaciones se hacen constantes. El circuito esta tan activado que no puede parar. En este caso, la ansiedad, la preocupación y la tensión nos lleva a un estado patológico.

Este circuito trabajando a una velocidad y frecuencia tan elevadas, puede llevarnos a hacer generalizaciones y racionalizaciones de nuestro entorno que están totalmente distorsionadas de tal manera que vivir en la sociedad puede ser interpretado como estar permanentemente viviendo en la jungla. En este estado, no podemos relajarnos, nos costará dormir y nos despertaremos frecuentemente. Todo ello es señal de la hiperactivación y desregulación de estas redes neuronales.

Un mapa cerebral detecta estas anomalías y el Neurofeedback puede entrenar al cerebro a regularlas.

¿Cuáles son las áreas cerebrales que se activan con la ansiedad y el miedo?

El cerebro tiene la capacidad de poner en marcha hasta un total de 21 áreas cerebrales distintas y todas ellas trabajando en redes.

La Amígdala

Es el órgano ejecutivo de la ansiedad y el miedo.

La amígdala es muy rápida y automática. Analiza todos los estímulos que podrían ser causa de peligro.

La amígdala envía la señal de alarma inicial y su conexión con la Sustancia Gris PeriAcueductal (SGPA) provoca una sensación de miedo intensa, alerta, huida y paralización.

El sistema Noradrenérgico Ascendente

Inicia la vigilancia constante y la atención selectiva al peligro.

En este circuito se encuentran núcleos como:

El hipotálamo

Regula las emociones y el miedo y aumenta el ritmo cardiaco, la respiración, tensión muscular, necesarios por si tenemos que huir o luchar.

El hipotálamo, pone en marcha el eje hipotálamo-Hipófisis-Adrenal y da como resultado la producción y secreción de cortisol, la hormona del estrés.

El córtex prefrontal

Los lóbulos frontales son los órganos ejecutivos del cerebro, procesan la información a un nivel superior. Dan órdenes de cómo se debe organizar y ejecutar una acción. Un rol importante es el de análisis de estímulos y situaciones complejas.

Tiene diferentes roles en el control de las emociones y los estados de ánimo

El córtex prefrontal tiene comunicación directa con la amígdala y a través de esta interacción, la potencia o la inhibe.

Supongamos que estamos en el cine viendo una película de terror, nuestros sentidos están siendo estimulados por imágenes y sonidos aterradores. Sin embargo, no saltamos del asiento o salimos corriendo del cine. Esto es debido a que los lóbulos frontales tienen la capacidad de conocer lo que es el concepto de película, saben que es una historia, una fantasía y por tanto envían la señal de inhibición a la amígdala.

Supongamos ahora que estamos en una excursión por el campo, se está haciendo de noche y entramos en un camino oscuro. En este ejemplo, quizá el córtex frontal comienza a dar órdenes de búsqueda de cualquier señal que pueda significar una amenaza y se ponen en marcha todos los mecanismos de análisis: la agudización de los sentidos, la atención, la concentración y la vigilancia constante. Si oímos un ruido detrás de un árbol, la amígdala se pone en alerta, el hipocampo hace una revisión de registros de memoria… ¿qué puede ser esto?, los lóbulos frontales escanean y hacen una revisión exhaustiva de la situación y puede:

  1. Confirmar que la señal es de peligro y permitir que la amígdala continúe con su función de desencadenar la reacción de defensa
  2. Inhibir la amígdala y abortar la señal de alarma.
  3. Activación del Hipocampo

El Hipocampo

Es un núcleo esencial para la formación y consolidación de la memoria y es necesario para la activación de alarma. Cuando nuestros sentidos detectan señales que pueden significar peligro, el hipotálamo hace un repaso de los archivos de memoria, si el resultado es positivo, pone en marcha los mecanismos de alerta.

Supongamos que tenemos alguien al lado y que, en un momento determinado, levanta la mano, el hipotálamo detectara si ese movimiento significa una amenaza y si lo es, mandara la señal para iniciar el sistema de defensa.

En el análisis de la amenaza colaboran el hipocampo y los lóbulos frontales.

Supongamos que, en el ejemplo anterior, la persona que tenemos al lado, fuera un amigo que estuviera bromeando y que, al levantar el brazo, la señal de amenaza, fuera en realidad una broma, el hipotálamo verificaría la señal como de amenaza, pero el córtex frontal que es capaz de interpretar lo que es un chiste, una broma o el sarcasmo, inactivaría la amígdala, impidiendo así que se desencadenara la reacción del miedo.

¿Qué otras áreas se activan?

Nuestro sistema de defensa es muy importante y complejo.

Se activan también:

Tratar la ansiedad con Neurofeedback

Como hemos visto a lo largo de este artículo, son muchas las manifestaciones físicas de la ansiedad. Aunque a menudo no sabemos explicar exactamente qué nos pasa cuando la padecemos, la ciencia sí que nos explica qué le pasa a nuestro cerebro.

Precisamente por eso, somos capaces de tratarla de manera tan efectiva a través del Neurofeedback. Si crees que podemos ayudarte, ¡ven a vernos!

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